31.3.08

Cristo Resucitado ayer, hoy y por los siglos

A lo largo del tiempo pascual iremos recordando las distintas apariciones de Jesús a sus discípulos. Ellos a su vez comparten entre sí esta novedad y luego con la fuerza del Espíritu Santo a todo el mundo. Creemos que Jesús, el mismo de ayer, hoy y por los siglos (cfr. Hbr. 13,8) sale al encuentro con nosotros. A través de estas líneas quiero compartir con Uds. mí experiencia pascual en esta Octava de Pascua.

En estos días de Pascua hemos meditado como Jesús se acercó a los dos discípulos en el camino a Emaús, “mientras conversaban y discutían Jesús mismo se acercó a ellos y caminó a su lado” (cfr. Lc 24,12-35). Recién después de haber compartido con ellos el camino, escuchado y preguntado, Jesús les ilumina lo que las Escrituras hablaron acerca
de él.

Para que el Pueblo tenga Vida

En la Octava de Pascua llegó a nuestras manos un documento de la CEB que lleva como título:”Para que el Pueblo tenga Vida”. Son orientaciones pastorales sobre el proyecto de la Constitución Política de Estado.”Estas orientaciones están en continuidad con todo el camino que, como Pastores hemos realizado durante este tiempo y que nos ha animado a acompañar el proceso constituyente en diálogo permanente con los actores sociales y políticos” (2).

Creo que éste ha sido el método de Jesús con los discípulos de Emaús: primero acompañar, escuchar, preguntar, y luego pronunciarse al respecto. Y por eso en la misma introducción a la carta de la CEB leemos:”Tenemos la responsabilidad de expresar nuestra voz sobre asuntos fundamentales que afectan a las personas y al bien común de nuestra sociedad, con la finalidad de promover la formación de la conciencia y dar criterios de discernimiento en el momento de definir las bases de la convivencia social y política del futuro del país” (2).

Les invito, especialmente a los sacerdotes del Vicariato, a la Vida Consagrada, a los Agentes Pastorales, a tomar muy en cuenta estas orientaciones que “no ofrecen soluciones técnicas a los problemas temporales de la sociedad y del Estado, sino orientaciones éticas desde los principios de la fe cristiana, la Doctrina Social de la Iglesia y los derechos humanos universales aceptados” (5).


Qué sepamos reconocer también en este acontecimiento la presencia de Jesucristo Resucitado que hoy camina a lado de su pueblo y le habla también a través de este mensaje.

Como Pueblo de Dios que somos nos toca leer y compartir este mensaje en el tiempo pascal, haciendo la referencia a la Pascua del Señor de la muerte a la vida.


“Estos tiempos son propicios para la reconciliación, no sólo con Dios, sino entre todos los hermanos: una reconciliación que debe ser sincera, abierta a cambios personales y sociales y que nos llama a vivir en fraternidad, haciendo de Bolivia una tierra de hermanos (63).


Experiencia Pascual en el Vicariato

El día domingo de Pascua en Concepción se llenó la iglesia catedral con los feligreses no solo del pueblo sino de las comunidades campesinas y también los fieles venidos de Santa Cruz y otros lugares fuera de Bolivia. Al concluir la solemne Eucaristía todos esperaban la bendición de los comestibles en el atrio de la catedral; tampoco faltaron las aves, los monos, los perros y otros animalitos. Después de la bendición todo el pueblo acompañó a la imagen de Cristo Resucitado por la plaza. En esta mañana de resurrección he comprendido mejor las Palabras del Señor: Yo he venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia. Valía la pena seguir a Cristo con la cruz a cuestas, pues ella nos lleva a la Vida.

El día lunes de Pascua he encontrado a Cristo Resucitado en el campamento de Los Troncos, donde el Cardenal Julio Terrazas presidió la Eucaristía en presencia de muchos niños, jóvenes y familias damnificadas. Me acuerdo un detalle de su homilía. Al verse rodeado de los niños inquietos les preguntó a ellos. ¿Cuántos minutos quieren que hable, diez o cinco? Un niño gritó: ¡Cinco! Pensé en este momento que para los pequeños lo más importante no son los grandes discursos, sino la cercanía con ellos y la solidaridad a través de las obras de caridad. Luego terminada la Eucaristía el Cardenal sentado con los representantes de las comunidades afectadas pudo enterarse de la difícil situación que viven las cuatrocientas treinta familias en relocalizadas en Los Troncos.


Esta dolorosa experiencia – decía el Cardenal – no es ajena a Jesús que tanto ha sufrido por nosotros y sigue sufriendo en cada uno de Ustedes. Pero este Cristo ha resucitado y les trae también una nueva vida; no pierdan esta esperanza y permanezcan unidos en la fe y en la comunión entre Uds.

En estos días de Pascua estuve también con la visita pastoral en Ascensión de Guarayos donde los niños que se preparan para la Primera Comunión llenaron el hermoso templo parroquial. Impresionante fue también la procesión nocturna por la plaza de Ascensión con la imagen de Cristo Resucitado donde la alegría pascual desbordo con los cantos de alabanza.


En la parroquia de El Puente pude presidir la Eucaristía en acción de gracias por los veinte cinco años de la ordenación sacerdotal del P. Sixto Gajda, OFM, párroco. En la misma Eucaristía estaba también presente la Obrera de la Cruz, Humildad Escriche que cumplía treinta y un años de su llegada a Bolivia desde España. ¡Cómo no reconocer a Cristo Resucitado en este sacerdote y en esta mujer Consagrada que a través de sus dones y carismas particulares hacen sentir nuevamente a Cristo en medio de su pueblo! ¡Felicidades P.Sixto; Felicidades Humildad!

En la Asunta encontré al Pbro. Casimiro y las Hermanas María Eva y Norma, Hijas de la Iglesia. Ahí comencé la visita pastoral (visita canónica). Agradezco al Señor por el Espíritu de contemplación y de comunión fraterna que encontré en este equipo pastoral. Considero que esto es lo más importante para formar una célula viva de la Iglesia que es la parroquia. Si existe esta experiencia concreta de Cristo y de comunión eclesial sobran las palabras porque la parroquia se vuelve “casa y escuela de comunión”.

Queridas Hermanas y Hermanos en él Señor Resucitado

Nos toca vivir los días muy particulares. Es ahora donde con Jesús que entregó la vida por nosotros y ha resucitado, con su ayuda, queremos escribir nuestra página. Su Espíritu que estaba presente en la primitiva comunidad cristiana está también con nosotros, por eso nuestra Iglesia es viva, tiene una tradición viva y una experiencia viva. Apelo a todos los feligreses y a todos los grupos parroquiales que eleven las oraciones fervientes para “alcanzar una convivencia pacífica, solidaria y justa en bien de nuestro pueblo y las generaciones futuras” (65).

Pidamos al Señor por intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, que nos haga dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo para poder reconocer al Señor de la Vida y optar por este camino que él nos ha trazado también en la vida política y social. Qué El Señor les bendiga.

Reciban mi saludo fraterno: Mons. Antonio Bonifacio Reimann, OFM

No hay comentarios: