22.4.07



Mons. Antonio Reimann, Obispo del Vicariato Ñuflo de Chávez, comparte con nosotros su enfoque, experiencia y motivaciones acerca del papel de un Obispo y pastor. Para él es fundamental la humildad y cercanía con la gente. Un Obispo es alguien que experimenta y vive con alegría la experiencia diaria del encuentro con Cristo

Mons. Antonio recuerda que en su nombramiento otro Obispo hermano le felicitó deseándole ser buen instrumento y puente de reconciliación y paz. Él cree que ese es un buen elemento, pero – añade - es sobre todo la configuración que tiene que tener todo Obispo con Cristo buen pastor, y su misión consiste precisamente en seguir los pasos de ese Jesús Buen Pastor.

El sentido de pastoreo dice mucho de la identidad y servicio del Obispo. Se trata – dice – de dejarse santificar, interpelar por su palabra, y acoger su mensaje pascual de que la vida es más fuerte que la muerte. Vivir y saborear de la persona de Cristo que nos habla hoy es el testimonio que está llamado a dar el Obispo.

Otro rasgo esencial es el servicio a los hermanos, el obispo, igual que todo cristiano, predica sobre todo con el ejemplo. El Obispo debe ser el primero que cumple este rasgo y de esa manera constituirse en animador de toda la comunidad.

Para Mons. Reimann la V Conferencia va a ser un gran encuentro y toma de conciencia de que todos los bautizados somos de Cristo y que Él nos invita a una sintonía con ÉL. Cristo nos habla a través de los acontecimientos, de los signos de los tiempos y de la historia. Pero en la línea de lo que se ha reflexionado estos días – señala - se trata de descubrir la presencia de Dios a través de la propia vida, que exige a su vez una escucha atenta de esos signos.